Sus padres ahora están más tranquilos y ruegan que se acabe pesadilla.
“Estaba en mi trabajo y de un momento a otro empezó a moverse todo. Las paredes se balanceaban y, por un instante, pensé que ocurriría una tragedia”. Éstas fueron las primeras palabras de Ángela Cavero Meléndez (28), con quien logramos comunicarnos vía telefónica, por unos instantes. Ella es una joven de Carquín que viajó hace seis años a Chile, al igual que su hermana Kathya (26) y, como muchos compatriotas, sufrieron por el siniestro terremoto de 8.8 grados ocurrido la madrugada del sábado, que ha devastado gran parte del país sureño.
En tanto, sus padres, Feliciano Cavero y Mery Meléndez, manifestaron que horas después del sismo trataron de comunicarse con ellas. Al no lograrlo, la frustración y desesperación acrecentaron la incertidumbre en toda la familia. “Recién tuvimos noticias a las 11 de la mañana del sábado. Cuando supimos que mis hijas estaban bien, nos tranquilizamos. Sin embargo, aún persiste nuestra preocupación por las constantes réplicas”, señaló don Feliciano.
Luego agregó que “es una bendición que estén bien, porque desde las lejanías uno se queda intranquilo por no conocer lo que sucede”. Ambas jóvenes viven y trabajan en Santiago, capital de Chile, al igual que muchos compatriotas. Pese a ello, todavía no se tiene información de ciudadanos de la región Lima que sean víctimas mortales, sólo se conoce de damnificados, quienes pernoctan en las calles por temor a los movimientos de tierra que continúan constantemente en suelo sureño.
 
 
 
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