Todos quedaron estupefactos, horrorizados por lo que habían visto. El suboficial de la Policía, Walter León Navarro (31), tomó su arma de reglamento y se disparó en la boca, sin que sus colegas –que al parecer bebían algunas cervezas en la cebichería Pipos– pudieran impedirlo.
Se desconoce el motivo exacto de los hechos, ya que la Policía ha preferido mantener hermetismo respecto del caso, sobre todo porque el efectivo, que prestaba servicios en el Cuerpo Judicial, habría estado laborando ese día. Una de las versiones que se maneja es que habría estado jugando a la ruleta rusa. Otro móvil sería que León Navarro habría estado pasando por serios problemas sentimentales.
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